Mientras hoy disfrutaba de mi rápido pero agradable desayuno de casi todos los días, y viendo además a bellas personas vestidas de color rojo con motivo del día de San Valentín, me he preguntado cuál sería el regalo ideal para éste día tan especial. Bien pudiera ser una piedra preciosa de color rojo como por ejemplo un zafiro o un rubí. Después de todo, como cada día que sirven mi café de Colombia favorito con mi tostada en mi desayuno corto en tiempo pero infinito en todo lo demás, recuerdo sin falta la mítica película de Hollywood "Desayuno con diamantes", pues tal vez hoy haya querido ir un poco más allá y haber querido regalar un diamante rojo.
Pero si hablamos de San Valentín, ineludiblemente tenemos que hablar de la única fuerza responsable de la falsa sensación de tocar o acariciar, bien sea un objeto, o persona, o mascota, sin dañar o romper lo que tocamos. Estamos hablando de las fuerzas electromagnéticas no ionizantes (o sea aquellas fuerzas electromagnéticas que no rompen estructuras atómicas) que excitan a nuestras células nerviosas. Y las excitan porque si dos átomos se acercan lo suficiente, sus nubes electrónicas sufren una repulsión eléctrica mutua (por tratarse de cargas de igual signo), impidiendo en cierta manera que ambos átomos sigan acercándose entre sí, además de contraer probablemente la forma exterior de cada uno de los mencionados átomos para que entre ellos siempre haya un espacio vacío.
En el párrafo anterior hemos hablado de la repulsión eléctrica que se ejercen mutuamente dos nubes electrónicas de dos átomos que se están acercando entre sí, como la única protagonista capaz de impedir que tal acercamiento progrese hasta el punto que ambos átomos se toquen. Pero también hay otro responsable en la imposibilidad de tal acercamiento excesivo que es el "Principio de exclusión de Pauli". Este principio viene a decir que no puede haber dos electrones en un mismo estado cuántico, o dicho muy a groso modo, no pueden tocarse. Sin embargo, el principio de exclusión de Pauli se suele aplicar al estudio cuántico del átomo, con lo cual, tanto la repulsión eléctrica como el principio de exclusión de Pauli obedecen a comportamientos atómicos estudiados bajo dos marcos distintos (el marco del electromagnetismo clásico aplicado al estudio de la repulsión de varios electrones por fuerzas eléctricas repulsivas, por tratarse de cargas eléctricas del mismo signo, y el marco de la física cuántica aplicada al estudio de los electrones de un átomo).
Resumiendo, los únicos responsables de la imposibilidad que dos átomos se toquen son las fuerzas electromagnéticas (a nivel clásico) y el principio de exclusión de Pauli (a nivel cuántico), y ambos protagonistas están referidos al comportamiento del átomo, o mejor dicho, al comportamiento de los electrones de un átomo. Es por ello que el único ente físico realmente responsable de la sensación de tocar a un objeto o persona es el electrón que habita en la corteza del átomo (tanto si lo queremos ver bajo las leyes del electromagnetismo clásico, o como si lo queremos ver bajo las leyes de la física cuántica).
Así que si ustedes quieren regalar un abrazo a sus seres queridos, mi consejo es que regalen una piedra preciosa de ámbar!!! Y la razón es porque "ámbar" quiere decir precisamente "electrón" en griego (elektron = ámbar) , y sin electrones no hay sensación de tocar objetos u otros seres vivos. Además que, como es lógico, el amor entre dos personas es cosa de ambas. Así que, por doble motivo, ámbar para San Valentín!!
Y para acabar la entrada de hoy, les quiero desear a todos ustedes un feliz día de San Valentín y regalarles esta bonita canción de, cómo no, Tom Walker!!. He aquí la canción:
Un cordial saludo y hasta la próxima.