jueves, 30 de abril de 2015

La leyenda de los cangrejos Heike.



Hoy quiero contaros una historia real que ocurrió en el mar de Japón y que ya fue contada por el inigualable Carl Sagan en su famosa serie documental “El Cosmos, un viaje personal”. La historia es la siguiente:

En el año 1185, el emperador de Japón era un niño de siete años llamado Antoku. Era el jefe de un clan de samuráis llamados Heike, los cuales estaban enfrentados en una cruel guerra contra otro clan de samuráis, los Genji. La batalla decisiva ocurrió en el mar interior del Japón, cerca de Danno-ura, el 24 de abril del mismo año. Los guerreros Heike fueron derrotados y muchos de ellos prefirieron lanzarse al mar antes de caer en manos del enemigo, incluida la abuela de Antoku con él en brazos. La leyenda cuenta que los espíritus del emperador y sus guerreros Heike hundidos bajo el mar se introdujeron en los cangrejos del fondo marino, proporcionándoles a éstos crustáceos el dibujo de un rostro fruncido a modo de guerrero samurái en su cocha. Hasta aquí la historia real y la leyenda.

Ahora toma protagonismo la naturaleza: curiosamente en esas latitudes habita una especie local de cangrejo, llamado precisamente cangrejo Heike, caracterizado por unas rugosidades en su concha o caparazón recreando el rostro enojado de un guerrero Heike.

Y si juntamos todo, resulta que éstos cangrejos de concha o caparazón tan especial, cuando son capturados por los pescadores del lugar, son arrojados nuevamente el mar no vaya a ser que el espíritu samurái de su interior se enoje con el pobre pescador que lo ha sacado de su hogar. Conclusión, los cangrejos Heike tienen un caparazón evolucionado que le otorga, en el Mar de Japón, inmunidad frente al hombre. Esto es, el dibujo guerrero de su caparazón es una innovación genética positiva que le hace ser más fuerte y resistente que cualquier otro cangrejo de caparazón normal. Por ello, en el mar de Japón, cada vez habrá más cangrejos Heike y menos cangrejos normales. La leyenda Heike ha contribuido a la evolución natural de los cangrejos.

Hoy he hablado de guerras, leyendas, y evolución natural. Sin embargo, cuando vea un cangrejo, Heike o no, miraré su concha y lo depositaré nuevamente en el mar para que su belleza perdure por lo siglos de los siglos.

Para despedirme por hoy, quiero regalarles a todos ustedes esta canción:
 
 
Un cordial saludo y hasta la próxima.

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